
El domingo siguiente a la Resurrección Jesús se apareció de nuevo a los Apóstoles. En esta ocasión estaba Tomás con los otros y superó la incredulidad que había manifestado ante las manifestaciones de los diez, haciendo un acto de fe explícito en Jesús como Señor y como Dios. Ello dio pie a que Jesús enunciase la última bienaventuranza, que comprendía a todas las demás: «Bienaventurados los que sin haber visto creyeron» (Jn. 20, 29)
No hay comentarios:
Publicar un comentario